miércoles, 5 de diciembre de 2007

El peligro de las piñatas

Hace unos días fui a un cumpleaños, con comida, frescos, musiquita, comparsa y hasta mariachi... pero también hubo piñata! Eso me hizo recordar los cumpleaños a los que uno asistía más que nada cuando estaba en la escuela, en donde toda la emoción se concentraba en el momento de reventar la piñata y comer pastel, pues esta vez no tuve esa ilusión durante la fiesta pero si me hice metido al molote de gente que se formó a la hora de reventarla. Me dí cuenta del peligro que hay en esa actividad! Deberían crear reglas para reventar piñatas y para cuando se abre y comienza la lluvia de confites y manís.

Primero está el peligro cuando los chiquitos y las chiquitas se ponen a intentar darle a esa bolsa de cartón duro con un palo, ¡y con los ojos vendados! O sea, ¿a quién se le ocurrió la genial idea de darle un palo largo al hijo, vendarle los ojos, y comenzar a mover lo que tiene que golpear?, y para rematar, con personas rodeándolo. Pues creo que es un poco demente hacer eso, ya que a veces sale mas de un carajillo llorando por un tablazo en la cabeza, pero eso es sólo el inicio del peligro de la actividad. Después de un rato de ver como "le pegan" (si es que con suerte le atinan) , la multitud espera el momento en que caiga la lluvia de los mencionados confites, y ahí es donde empieza el verdadero peligro. Todos, papás, mamás, hermanos, primos, amigos, sobrinos, viejos verdes, tocones, toconas, todos se hacen tirados al suelo para ver si logran agarrar algo y meterlo en la pinche bolsita de plástico con un payaso o un Barney impreso. Los tacones de las mujeres se incrustan en las costillas de los demás, patadas en la cara, las manos son trituradas por los majonazos de los demás, las camisas se estiran, se zafan zapatos, los peinados tan elaborados para ir a la fiesta se echan a perder, los chiquitos se ponen a llorar, las mamás con cara de histéricas, la avaricia y egoísmo de todos sale a relucir, es todo un mundo diferente! Pero la verdad se disfruta, aunque al final la riqueza de la piñata queda mal repartida, porque por ejemplo, en esta última fiesta a la que asistí, yo sólo logré agarrar 4 manís y 2 confites, mientras que los chiquitos pasaban con bolsas repletas de juguetes, confites y manís de todo tipo! ¡No se como le hacen! ¡Pero lo hacen!

Luego de esa fiesta me dí cuenta del verdadero peligro de las piñatas, y más ahora, que después de 3 días, aún me duele el costado por culpa del tacón de una prima que tuve incrustado por unos segundos en mis costillas mientras tenía como 4 traseros desconocidos encima mío. Además de eso, terminé regalándole mis 4 manís y los 2 confites a mi hermanito menor :P